EL
MUNDO
30 mayo
2021
Por
qué algunas personas obtienen más beneficios del ejercicio que otras
Aunque todo el mundo puede beneficiarse
del ejercicio, no se comprenden del todo los vínculos mecánicos entre la forma
física y la salud en general, ni las razones por las que el mismo ejercicio
puede tener efectos diferentes en distintas personas.
Un estudio del Centro Médico Beth Israel Deaconess
(BIDMC), en Estados Unidos, ha obtenidos pistas de por qué algunas personas
obtienen más beneficios del ejercicio que otras. Sus resultados podrían ser
útiles para determinar los tipos específicos de ejercicio que más probablemente
beneficien a un individuo concreto y para identificar nuevas dianas
terapéuticas para enfermedades relacionadas con el metabolismo, según publican
sus autores en la revista 'Nature Metabolism'.
"Aunque los grupos en su conjunto se benefician del
ejercicio, la variabilidad de las respuestas entre dos individuos cualesquiera
que se sometan al mismo régimen de ejercicio es realmente sorprendente. Por
ejemplo, algunos pueden experimentar una mejora de la resistencia, mientras que
otros observan una mejora de los niveles de azúcar en sangre", afirma el
autor principal, el doctor Robert E. Gerszten, jefe
de la División de Medicina Cardiovascular del BIDMC.
"Hasta la fecha, continúa, ningún aspecto del perfil
clínico de base de un individuo nos permite predecir de antemano quién tiene
más probabilidades de obtener un beneficio significativo de la aptitud
cardiorrespiratoria del entrenamiento con ejercicios".
Para descubrir los detalles que subyacen a los efectos del
ejercicio en el organismo y cómo éstos podrían diferir de una persona a otra,
el equipo, incluido el primer autor, el doctor Jeremy Robbins, de la División
de Medicina Cardiovascular del BIDMC, midió los niveles sanguíneos de
aproximadamente 5.000 proteínas en 650 adultos sedentarios antes y después de
un programa de ejercicio de resistencia de 20 semanas.
"Nos interesaba especialmente analizar las proteínas de
la sangre para estudiar los efectos del ejercicio porque cada vez hay más
pruebas que demuestran que el ejercicio estimula la secreción de sustancias
químicas en la circulación que pueden ejercer sus efectos en órganos
distantes", explica Robbins.
Un conjunto de 147 proteínas en la sangre indicaba la
aptitud cardiorrespiratoria de un individuo, o VO2máx, al inicio del estudio.
Otro conjunto de 102 proteínas indicaba el cambio en el VO2máx de un individuo
tras la finalización del programa de ejercicio.
"Identificamos proteínas que emanan de los huesos, los
músculos y los vasos sanguíneos que están fuertemente relacionadas con la
aptitud cardiorrespiratoria y que nunca se habían asociado previamente con las
respuestas al entrenamiento de ejercicio", destaca Gerszten,
que también es profesor de Medicina en la Escuela de Medicina de Harvard y
miembro asociado principal del Instituto Broad del MIT y Harvard.
Robbins añade que, "aunque estudios anteriores han
demostrado que el nivel de condición física de partida de un individuo no está
relacionado con su respuesta al entrenamiento de ejercicio, fue fascinante ver
que había un solapamiento mínimo entre los perfiles proteicos del VO2max de
partida y su respuesta a la intervención de entrenamiento de ejercicio".
Con esta información, el equipo de investigación desarrolló
una puntuación de proteínas que mejoraba su capacidad para predecir la
capacidad de entrenamiento de un individuo, o el cambio en el VO2máx.
Por ejemplo, la puntuación identificó a los individuos que
no pudieron mejorar significativamente su aptitud cardiorrespiratoria a pesar
de participar en el programa de ejercicio estandarizado. "Los niveles
iniciales de varias proteínas predijeron quiénes responderían al protocolo de
entrenamiento con ejercicios mucho mejor que cualquiera de nuestros factores
establecidos para los pacientes", apunta Gerszten.
En otro estudio comunitario, aunque parte del mismo trabajo,
los científicos descubrieron que algunas de estas proteínas estaban
relacionadas con un riesgo elevado de muerte prematura, lo que pone de
manifiesto la relación entre la aptitud cardiorrespiratoria y los resultados de
salud a largo plazo.
"Ahora tenemos una lista detallada de nuevos compuestos
sanguíneos que informan aún más nuestra comprensión de la biología de la aptitud
física y la adaptación al ejercicio, y predicen las respuestas individuales a
un régimen de ejercicio determinado", resalta Gerszten,
que también es el director del Programa de Genómica Personal y Enfermedades Cardiometabólicas en el BIDMC.
"Aunque es probable que ninguna píldora recapitule la
diversidad de beneficios del ejercicio, nuestro estudio ha ayudado a crear una
hoja de ruta para explorar más a fondo las posibles
intervenciones y proporciona un paso importante en la individualización del
ejercicio como terapia", apunta.
Así, señala que se necesitan investigaciones adicionales
para ampliar los hallazgos del estudio a poblaciones más grandes y para
perfeccionar los efectos precisos de las diferentes proteínas antes y después
del ejercicio.